Economía Circular - Parte II: "Cerrando el ciclo productivo"

Aunque en el anterior artículo ya quedaba perfectamente definido el concepto de Economía Circular, me quedaba en el tintero realizar un análisis en profundidad de este fenómeno y de las distintas líneas de trabajo que se han emprendido hasta el momento, de forma que sea más fácil comprender los distintos conceptos que dan forma a esta nueva propuesta económica.



RECICLAR NUNCA FUE SUFICIENTE:

Más de uno se habrá visto sorprendido cuando, leyendo el anterior artículo, haya visto que se hablaba de las famosas 3Rs (reducir, reutilizar y reciclar) como de un concepto obsoleto. Alguno incluso puede que se haya enfadado por semejante atrevimiento, pero todo tiene su razón de ser.

Y no es que las famosas 3Rs sean malas, es que aplicadas por sí solas en el esquema económico actual son únicamente una medida paliativa, un enfoque parcial que lo único que consigue es un impacto ambiental menor, pero un impacto negativo al fin y al cabo

En la economía actual "REDUCIR" implica optimizar el consumo, pero continuar generando un residuo, "REUTILIZAR" supone alargar la vida útil de un producto, que al final terminará convirtiéndose también en un residuo, y "RECICLAR" implica aprovechar y reintroducir alguno de los componentes del producto en el ciclo productivo, aunque en la mayoría de los casos con un menor valor o con un nivel de aprovechamiento parcial.

Esta mentalidad es precisamente la que no tiene cabida en la Economía Circular, ni en cualquier otro concepto de sostenibilidad, pues nada que genere un impacto negativo, por pequeño que sea, puede considerarse sostenible a largo plazo. En la Economía Circular sólo pueden tener cabida aquellas propuestas que sean de impacto neutro o incluso positivo.

En Economía Circular no se trata de ser menos malo, sino de ser bueno, de generar un impacto positivo en el entorno en el que estamos o, cuando menos, de ser neutros para el mismo.

No es casualidad que haya empezado esta segunda parte hablando del reciclaje. Lo hago porque es una de las banderas que enarbolan muchos gobiernos para colgarse la medalla de la sostenibilidad y de la transición hacia la economía circular. Y si bien es cierto que el reciclaje es un paso vital para conseguir alcanzar dicho objetivo, no siempre se da en la buena dirección.

Cerrar el círculo de la economía circular es de hecho una tarea complicada, ya que si no juntamos los extremos no se cierra el círculo, y lo que tenemos es una espiral. Este hecho, aunque es evidente desde el punto de vista geométrico, resulta difícil de distinguir en el mundo del reciclaje, donde raras veces se cierra.

Muy habitual en este sector es lo que se denomina como "Downcycling", término inglés que se acuña para definir aquellas técnicas de reciclaje que producen una pérdida de valor del material que se recicla, generando así una espiral con carácter descendente.

Prácticas habituales en reciclaje como las de destruir el producto para recuperar componentes, o mezclar categorías para unificar en un mismo tratamiento, generan una devaluación del material que, en muchas ocasiones, se ve avocado a un "uso final" sin opción a un nuevo reciclaje.

Algo así ocurre, por ejemplo, en el caso de aquellos plásticos de recogida selectiva urbana que se agrupan en una única categoría para, mediante extrusión, convertirse en mobiliario urbano u otros artículos multipolímero. Un mobiliario que se vende como ecológico y 100% reciclado y que, sin embargo, cuando llegue al final de su vida útil, presentará serias dificultades para ser reintroducido en el ciclo productivo, convirtiéndose en muchos casos en un residuo.

Muy importante además, dentro del concepto de "Downcycling", es no confundir el valor ambiental con el valor económico, algo que también es bastante habitual encontrarse en este sector. El hecho de que el reciclaje suponga una revalorización económica del producto no supone que la propuesta no continúe formando parte de un proceso de Downcycling. 

Un ejemplo evidente de esta última afirmación es el reciclaje de los anteriores plásticos en procesos de craqueo catalítico para terminar fabricando combustibles. Un tratamiento que en España está empezando a ponerse muy de moda y que, sin embargo, no deja de ser una propuesta "downcycling", aunque tenga alto valor económico. El plástico, proveniente de un recurso no renovable (petróleo), y que de segregarse adecuadamente podría reintroducirse en el sistema para generar nuevos productos, termina por transformarse en un combustible, destinándolo a un último uso como recurso no renovable, en sustitución de otro recurso no renovable, y generando una emisión a la atmósfera que no es compensable.

Y que conste que no estoy en contra de los ejemplos de reciclaje citados hasta el momento, de hecho ambos me parecen una alternativa de tratamiento de los residuos plásticos inmensamente mejor que la gestión que se les pueda estar dando actualmente por otras vías como el vertedero o la incineración. Sencillamente los utilizo para poner un ejemplo de lo que es menos malo, pero que en cualquier caso no es bueno para la Economía circular.

Ante esta realidad muchos proponen como alternativa el Upcycling, o lo que es lo mismo, girar la espiral para que al reciclar un material su valor vaya en incremento, un concepto de reciclaje que empieza a estar en boga gracias a su adopción en sectores como el de la moda (textil y complementos), tal y como ya comentábamos en el post "Ser Eco-Fashion está de moda", o incluso en el mundo de la decoración y el arte. 

Pero aunque esta nueva tendencia en reciclaje pueda parecer algo novedoso, se trata de una técnica que desde tiempos inmemorables se lleva a cabo en países del tercer mundo, en los que la escasez de recursos y el estrés ambiental obligan a la imaginación a proveerse de cualquier fuente de materiales que sea viable.

UPCYCLING: Zapatos Masai hechos con neumáticos.
Foto de Paz Pedreño, del Blog: Mi rincón de Paz

En la práctica el Upcycling presenta muchas limitaciones. Para empezar, un material no renovable no suele poder reciclarse en cada fin de ciclo revalorizándose, por lo que la espiral no puede sostenerse al alza en cada cambio de ciclo. Por otro lado, el actual mercado económico suele generar en las aplicaciones de upcycling un efecto peligroso, ya que cuando un residuo gana valor al reciclarse suele tener un efecto llamada, que en ocasiones puede resultar perjudicial, pues tampoco entra en la lógica de la Economía circular que se genere un residuo para cubrir un segundo ciclo donde se revaloriza.

Esto ha ocasionado que muchos expertos en la materia hayan incluido en la definición de Upcycling el objetivo de tener un valor que sea igual o superior al que el material tenía en el producto, consiguiendo así evitar el tan temido y extendido Downcycling, por lo menos desde el punto de vista léxico.

Pero es que aún el Upcycling más estricto sigue siendo insuficiente, siendo siempre necesario contemplar la eficiencia en la demanda de recursos y en el uso de los productos, así como otros factores relevantes de su ciclo de vida. 

Si recordamos la aplicación del principio entrópico a la economía, visto en el artículo anterior, cualquier transformación tiene un rendimiento (que nunca es del 100%). Una operación de reciclaje es una transformación, y como tal termina generando una perdida que, al fin y al cabo, es una degradación irreversible del recurso

A ello hay que añadir que no hay actividad industrial sin contaminación, ni reciclaje integral sempiterno, siempre existen pérdidas y la renovación del recurso con materia prima virgen es necesaria, por lo que siempre se debe pensar en el potencial de recuperación y renovación natural de los materiales, así como en las alternativas más viables existentes teniendo en cuenta el medio y largo plazo.


UNA CUESTIÓN DE DISEÑO.

Dentro de la economía circular toma un importante peso el DISEÑO, hasta ahora relegado a una función simplemente estética y funcional para lograr productos atractivos, ergonómicos y, en el mejor de los casos, duraderos. 

Ahora el diseño se presenta como una herramienta ineludible para facilitar la consecución de la Economía Circular, puesto que la nueva visión del sistema productivo se basa en pensar en el producto o servicio antes de actuar, y en hacerlo además en toda su extensión y ciclo de vida, para poder así responder a las expectativas del consumidor sin que por ello se merme la capacidad ambiental.

El Diseño se convierte así en el nuevo caballo de batalla de la Economía Circular, basando en el mismo la organización de los sistemas productivos, tal y como lo han entendido las principales corrientes que dan forma a este concepto. 

Tanto Walter R. Stahel, precursor de la economía funcional, con su Instituto Producto-Vida, como Michael Braungart y William McDonough, con su diseño Cradle to Cradle (de la cuna a la cuna), refieren la economía circular al trabajo en origen sobre el diseño de productos pensando en responder a una necesidad mediante productos diseñados de tal forma que se permita cerrar el ciclo.

El concepto del Instituto Producto-Vida va incluso más allá del propio diseño, y cree que la Economía Circular pasa por generar una economía funcional, que se base en la medida de lo posible en servicios en lugar de generar bienes o productos, lo que permite un menor impacto y un incremento en la vida útil de los productos que son generadores de dichos servicios.

La visión de sostenibilidad económica de Walter R. Stahel pasa por combinar tecnología y diseño dentro de una economía local que genere modelos de negocio orientados a incrementar la vida útil de los productos mediante la reparación, la reconstrucción o su actualización tecnológica, la reutilización de productos y su reciclaje, incrementando así la eficacia en el consumo de recursos, mediante la optimización de los stocks, y previniendo la generación de residuos. Walter R. Stahel, es de hecho de los primeros en plantear la necesidad de sustituir el producto consumido por el servicio que ofrece.

Mas centrado en el diseño está el modelo "Cradle to Cradle", muy de moda desde que sus autores publicasen en 2002 el libro "Cradle to cradle: Remaking the way we make things", promulgando un modelo de diseño de productos basado en ciclos cerrados que no sólo queden en un impacto neutro para el ser humano y el entorno, sino que sean incluso generadores de beneficios.

   
photo credit: Maiquel Borges via photopin cc
Para el concepto Cradle to Cradle los residuos deben equivaler a materias primas, y todo debe considerarse alimento dentro de un sistema productivo que concatena los ciclos de vida de sus productos.

De hecho, esta vertiente de la Economía Circular habla de nutrientes, y aboga por descartar todos aquellos residuos que no puedan funcionar a modo de nutrientes de otros procesos, ciclos de vida, o ciclos naturales.


En el Concepto Cradle to Cradle los nutrientes que conforman el producto pueden ser de hecho de dos tipos:
  • Nutrientes biológicos: que son aquellos que son biodegradables y que pueden pasar a formar parte de los ciclos naturales una vez que pierden valor o son consumidos. 
  • Nutrientes tecnológicos: que no se pueden reincorporar al entorno y que se tienen que poder recuperar íntegramente al final del ciclo de vida del producto para reintroducirse como materia prima.

Para los autores del Cradle to Cradle los productos que obtenemos en el sistema productivo serán de tres tipos distintos, en función de su potencial uso o destino:
  • Productos de consumo, que serán todos aquellos destinados a que sean utilizados directamente por el consumidor, generándose un consumo directo de los mismos, tales como productos de limpieza, champús, etc, y que en cualquier caso deberá procurarse que estén formados por nutrientes biológicos que permitan su incorporación a la naturaleza una vez que se eliminan.
  • Productos de servicio, que son todos aquellos que generan un servicio al consumidor, sin generar un consumo directo del producto, tales como el coche, la nevera o la televisión, y que están formados de nutrientes fundamentalmente tecnológicos, que luego deben poder ser reciclados en ciclos cerrados.
  • Productos no comercializables, que son aquellos que se generan en los procesos productivos y de consumo que no se pueden consumir ni generan un servicio, por lo que no pueden comercializarse, tal y como ocurre con los residuos, y que por lo tanto deben ser eliminados de la ecuación o ser sustituidos en la medida de lo posible.

Al final, esta línea de trabajo busca sentar una serie de principios para el diseño de productos que fundamentalmente se basa en "empezar la casa por el tejado", es decir, iniciar el diseño pensando en el final y revisando hacia atrás todas las etapas de uso y producción del producto,  involucrando a todos los actores que van a formar parte de las mismas, y pensando en origen en el impacto ambiental durante todo su ciclo de vida, de tal forma que:
  • Se planifique desde el principio la composición en nutrientes de un producto dado, evitando así la generación de residuos, permitiendo el total reciclado de todos sus componentes, y favoreciendo además la logística en dicho reciclaje al final de su vida útil, ya que se permitiría una correcta identificación de materiales, un desmontaje sencillo, una correcta segregación y un buen acceso a las técnicas de reciclaje más adecuadas.
  • Se contemple la necesidad de que el producto sea energéticamente eficiente en todo su ciclo de vida, no sólo a través de la reducción en el consumo de energía durante su uso, algo de vital importancia, sino pensando incluso en el uso de energías renovables en todo su ciclo de vida.
  • Se obedezca en todo caso a los principios de sostenibilidad y ciclo cerrado desde el principio, permitiendo que el producto recurra de forma sostenible a nutrientes provenientes de recursos reciclados y fuentes de energía renovables.
  • Se elimine el uso de materiales y productos que sean tóxicos tanto para el ser humano como para el entorno.
  • Se optimice y use de forma racional los recursos naturales que son precisos en el ciclo de vida del producto, procurando hacer uso de los mismos sin afectarlos en su calidad o, en su caso, disponiendo de los medios necesarios para devolverlos al medio natural en su estado original.
  • Se busque siempre alargar la vida útil del producto, ya sea a través de un consumo reducido (en el caso de productos de consumo), o a través de un diseño que alargue la vida útil del producto, permita su reparación, su actualización o incluso su reutilización para otros fines (en el caso de productos de servicio).
  • Se busque siempre prestar el mejor servicio, sustituyendo en la medida de lo posible la venta de propiedades para conseguir la venta de servicios.

Los productos así pensados son siempre seguros para el ser humano y la naturaleza, no generan residuos sino recursos útiles para nuevos usos, y presentan un impacto final neutro o positivo para el medio ambiente que entra dentro del concepto de desarrollo sostenible.

El sistema planteado resulta perfecto, tal y como ya se habrá percatado el lector, para prestarse a la creación de un estándar y de su correspondiente certificación, algo de lo que ya se percataron los autores, que en 2010 facilitaron la licencia para la creación del Programa de Certificación de Productos Cradle to Cradle (C2C) convirtiendo así el concepto en una marca registrada que cuenta ya con una importante red de organismos acreditados de asesoramiento y su propio organismo de certificación.


LA ECONOMÍA AZUL.

La Economía Azul surge como concepto alternativo a una Economía Verde o Ecológica preexistente, que para el autor del nuevo concepto, Gunter Pauli, resulta inmovilista y elitista, y que en ningún caso proporciona una herramienta útil y realista para el cambio hacia la sostenibilidad real.

De hecho, es la practicidad de la idea de la Economía Azul la que precisamente sienta las bases de su triunfo como una de las líneas actuales de trabajo de la Economía Circular. Desde sus inicios, cuanto en 1994 Gunter Pauli puso en marcha la ZERI (Zero Emissions Research and Initiatives), junto con la Universidad de las Naciones Unidades de Japón, la idea ha sido siempre encontrar soluciones innovadoras y sostenibles a los problemas actuales a través de grupos de expertos que generasen soluciones prácticas a problemas reales.

La Fundación ZERI dio lugar en 2004 al Proyecto "Nature's 100 Best", soportado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cuyo objetivo era buscar las 100 mejores tecnologías de carácter sostenible, y que desembocó posteriormente en la elaboración del libro "La Economía Azul", presentado al Club de Roma en 2009 y germen del actual movimiento de la "Economía Azul".

Pese a que el movimiento de la "Economía Azul" ha sufrido de vaivenes, y se ha acabado segregando en diversos movimientos paralelos, llegando incluso a suponer la desvinculación de su autor original de ciertas propuestas, el esquema de trabajo sigue siendo convincente para muchos, y forma parte de la inspiración por una economía circular práctica y real para muchos otros.

En esencia el Concepto de Economía Azul propone una revolución industrial basada en una imitación de los diseños de la naturaleza que pasa por empezar a plantear los procesos productivos y la economía en base a sistemas que interaccionan entre sí y ciclos cerrados en los que el "output" de un producto sirve como "input" del otro


photo credit: Manuel M. Ramos via photopin cc

La Economía Azul tratará así de emular los sistemas naturales y los diseños creados por la propia naturaleza en los sistemas de negocio y producción, para que estos sean realmente eficientes y sirvan a una sostenibilidad real. De esta forma, los sistemas actuales deberían aprender a:
  • Ser más diversos, adaptándose a cada caso y circunstancia concreta, en lugar de tender a la copia, la estandarización o el monopolio. La diversidad es riqueza en la naturaleza, y así debería de ser también en los sistemas económicos.
  • Usar los recursos que directa y localmente hay disponibles en la naturaleza sin degradarlos. Se puede transformar, pero de forma que se pueda reintegrar en el ciclo natural sin afectar al mismo.
  • Trabajar con los recursos que localmente hay disponibles, la naturaleza no entiende de globalizaciones.
  • Trabajar en simbiosis e interconexión con todo lo que nos rodea, buscando alcanzar siempre el equilibrio optimo entre todos los elementos involucrados.
  • Comprender que los problemas son realmente oportunidades para innovar y evolucionar.

De esta forma, los sistemas y procesos se re-diseñarán desde su origen, replanteándose su ciclo actual para seguir ciclos cerrados que aprovechan el flujo natural de materiales y energía, y eliminando de la ecuación todos aquellos factores que nunca debieron haber formado parte de los mismos. Para ello:
  • Deben replantearse las necesidades reales de producción, tanto en la generación de productos, como en el uso de materias primas y en el planteamiento de procesos. El sistema debe evolucionar respondiendo primero a las necesidades básicas para responder luego al resto de demandas. Se debe ir de la suficiencia a la abundancia.
  • Los residuos deben desaparecer y los ciclos deben plantearse como flujos de recursos en los que los materiales, los nutrientes y la energía retroalimentan a otros procesos.
  • Sólo se debería usar la energía que libre y directamente proporciona la naturaleza mediante fuentes renovables.
  • Se debería hacer más con menos, buscando la eficiencia y el beneficio múltiple, el ahorro en el consumo de recursos y la diversificación en el negocio.
  • Se debería introducir la innovación constante en los procesos y negocios, buscando siempre la resolución de problemas y la evolución hacia la diversidad.

Siguiendo estos principios, la Economía Azul ya ha sido promotora de múltiples innovaciones, algunas de ellas incluso convertidas en negocios muy interesantes a lo largo de todo el planeta, y todas ellas en cualquier caso, soluciones que promueven el desarrollo de una economía sostenible.


PRÓXIMO DESTINO: "Economía Circular".

photo credit: SS&SS via photopin cc  
La Economía Circular es ya una realidad que se empieza a manifestar con fuerza hoy en día, y que muchos están adoptando como la única solución viable para conseguir revertir una decadencia que nos llevará al colapso del sistema actual en tan sólo unas décadas.

El movimiento se está empezando a gestar ahora mismo y muchos ya interpretan el esquema propuesto como una oportunidad para mejorar la competitividad e implantar nuevas líneas de trabajo que permitan la subsistencia en el largo plazo de la economía y los negocios.

De hecho, si repasamos la nueva estrategia de crecimiento de la Unión Europea para la próxima década, denominada Europa 2020, podremos comprobar que el parecido con los conceptos y principios de la Economía Circular son más que razonables. 

Según el ambicioso programa de la Unión Europea, el objetivo principal es tener una economía inteligente, sostenible e integradora, iniciando en esta década el cambio de rumbo necesario hacia una economía que deberá plantearse ambiciosos objetivos de cara al 2050.

La nueva economía que plantea la Unión Europea mantiene, entre sus cinco objetivos prioritarios,  la inversión en I+D y la sostenibilidad energética, a través de la reducción de los gases de efecto invernadero, el impulso debido a las energías renovables y la promoción de la eficiencia energética. 

Además, dentro de sus "iniciativas emblemáticas" destinadas a potenciar el crecimiento y el empleo, la Unión Europea plantea en el apartado de sostenibilidad dos líneas principales para su impulso: un uso más eficiente de los recursos y una nueva política industrial que ayude a las empresas a su adaptación ante este nuevo reto.

Estos objetivos se complementan con nuevas políticas encaminadas a la adaptación al cambio climático, la mejora en la gestión de los recursos basada en el reciclaje, y la transición de la economía del petróleo a la bioeconomía.

Aunque quizás demasiado centrada en los recursos energéticos o la reducción de las emisiones de CO2, y quedándose en una visión aún algo simplista de las necesidades de la nueva economía, la nueva línea marcada por la Unión Europea supone un cambio de tendencia esperanzador, que muchos esperamos que siga creciendo en cuanto a ambición en el establecimiento de nuevos objetivos.

A nivel privado destaca la labor que está realizando a nivel internacional la Fundación Ellen McArthur, creada en 2010 para la promoción de la Economía Circular, y que se hizo famosa en 2012 por la publicación del primero de sus informes "Hacia la Economía Circular", donde se ponían de manifiesto los importantes beneficios macroeconómicos que podía aportar este nuevo concepto económico. 

Desde entonces cuenta ya con partners de renombre y el apoyo de instituciones y organismos a nivel internacional como el Foro Económico Mundial, con el que lleva a cabo desde enero de 2014 el Programa Mainstream, una iniciativa cuya pretensión es elegir a empresas líderes en el mercado para implantar una primera experiencia de Economía Circular a escala que sirva de ejemplo y motor de nuevas iniciativas.

Una muestra clara del impacto que la Economía Circular está empezando a tener en nuestro entorno económico es la pujanza que están teniendo muchas ferias entorno al mundo del reciclaje y las tecnologías de reaprovechamiento y los recursos renovables, empujadas también por la crisis económica y la dependencia energética de muchos países.

Especialmente exitoso fue, por ejemplo, el evento RESOURCE realizado este año por primera vez, y que prepara ya su segunda edición para marzo de 2015 duplicando su capacidad. Un evento organizado para ser escaparate de soluciones para la economía circular, innovaciones y punto de encuentro de profesionales que parece dar respuesta a las inquietudes de un mercado ávido de estas soluciones.

El futuro se dibuja pues esperanzador, y la Economía Circular, que hasta hace unas décadas no era más que una propuesta esbozada por algunos visionarios, comienza a vislumbrarse como la herramienta para generar una revolución en los mercados.



Dedicado en esta ocasión a mis amigos José Antonio y María, dos estupendas personas que siempre están apoyando este blog y sus artículos, y sobretodo al que los escribe.




Algunas referencias sobre el tema para los que aún tengan "gusanillo":

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