LOS NEUMÁTICOS DE SESEÑA. Parte I.

Todos somos conocedores del incendio que se produjo hace un tiempo en el Cementerio de Neumáticos de Seseña, un desastre ecológico ahora ya prácticamente olvidado de cuyas proporciones y consecuencias reales aún no somos del todo conscientes, pero que lo que sí que ha conseguido es poner de manifiesto varios aspectos relevantes:
  • Por un lado, queda claro que los neumáticos han sido un residuo problemático desde que no está permitido su depósito en vertedero, y como tales están expuestos al pillaje y a las conductas más execrables por parte de empresas y empresarios sin escrúpulos que son amigos de especular con ellos.
  • Por otro lado, también nos queda claro que los problemas ambientales son de difícil y lenta resolución bajo el actual esquema administrativo, pues tanto este como otros tantos cementerios de neumáticos que existen por toda la geografía nacional continúan estando en la picota desde hace décadas, sin que hasta el momento nadie haya puesto solución al problema. 
  • Por último, resulta evidente que el que contamina, hoy por hoy, no paga, y que los delitos ecológicos no son perseguidos ni castigados con el interés o la contundencia con la que quizás debiera hacerse. Y en este caso, además, no sólo habría que buscar al que contamina, sino también al organismo que conociendo los hechos, no impide los mismos o no pone los medios para su resolución. 
Fotografía del álbum de Emiliano Garía Page en Flickr.

Ahora, una vez transcurrido un tiempo prudencial que nos permite realizar un análisis en frío, me he lanzado a escribir una serie de artículos en la web de mi empresa, cuyos contenidos quiero reproducir también en este blog, con algo más de detalle, por considerarlos de interés general.

El objetivo: reflexionar sobre sobre la experiencia vivida en Seseña y su gestión, la problemática de los neumáticos en España y sus potenciales soluciones.... os invito a todos a reflexionar también sobre este problema y a exponer vuestros comentarios en este blog.


LA TRISTE CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

A todos nos resulta evidente que el Cementerio de neumáticos de Seseña no es algo que surja de la nada como si de un champiñón de temporada se tratase

Al igual que ocurre con otros vertederos de residuos a lo largo de nuestra geografía, el vertedero que podemos ver en el siguiente vídeo (el vertedero de Seseña antes del terrible incendio) es el resultado años y años de desidia, abandono, inactividad, irregularidades y de un delito prolongado en el tiempo.

 
Vuelo en Dron por el Vertedero de Neumáticos de Seseña antes del incendio.


De hecho, el Cementerio de neumáticos de Seseña tiene un extenso historial de quejas, denuncias y despropósitos que han terminado desembocando en el actual incendio, con hitos relevantes que a cualquiera le habrían hecho saltar todas las señales de alerta hace ya mucho tiempo, pero que sin embargo no han conseguido acabar con este desastre.

Haré a continuación una pequeña crónica histórica de esta vergüenza nacional para que el lector entienda el devenir de este vertedero ilegal y sepa identificar el perfil que siempre se suele dar en este tipo de situaciones, quizás así aprendamos a acabar antes con este tipo de desgracias ambientales:

Corría el final de la década de los 90, y Disfilt, S.A., una empresa del sector de la fabricación de cámaras y ruedas, comenzó a acumular de forma irregular neumáticos en un terreno arrendado a dos propietarios privados de la localidad de Seseña. 

Ni la actividad ni el vertedero contaban con las preceptivas licencias ambientales, pero la actividad se ejerció de formar irregular sin más problemas que un par de denuncias por parte del ayuntamiento y un pequeño incendio en el año 2000, que evidentemente no sirvió para alertar a nadie del problema y de sus potenciales riesgos a futuro.

En Noviembre de 2001 la empresa inicia los trámites para regularizar la situación y presenta una Memoria de Proyecto para una Planta de Recuperación de Neumáticos, iniciándose los trámites de consultas para la evaluación de impacto ambiental, que derivan en la presentación del correspondiente Estudio de Impacto Ambiental de la Actividad en mayo de 2002. 

El órgano competente emite finalmente la Resolución de 22 de agosto de 2002, de Declaración de Impacto Ambiental (publicada en el DOCM nº117 del 13 de septiembre de 2002), y el Ayuntamiento de Seseña aprueba la licencia de actividad de la empresa en Abril de 2003. 

Sin embargo, la empresa no consiguió terminar de regularizar su actividad, y no obtuvo ni el correspondiente permiso como gestor de residuos, ni cumplió con los habituales requisitos ambientales aplicables a las actividades de este tipo, lo cual ocasiona que, frente a una continua acumulación de neumáticos y el incumplimiento reiterado de sus obligaciones legales, la Delegación Provincial notifique al Ayuntamiento de Seseña su orden de paralización de la actividad en Abril de 2005. 

Aunque era claramente ilegal y se encontraba clausurada, la empresa continuó acumulando neumáticos en la parcela sin autorización, acumulando también denuncias y sanciones tanto del Ayuntamiento de Seseña como de la Comunidad de Castilla-La Mancha, sin que al parecer nada más se pudiese hacer que sancionar económicamente y dejar que se persistiese en el delito

Todo ello hasta que el 16 de diciembre de 2008 una Sentencia del Tribunal nº1 de lo Penal de Toledo condenó a Victorino Villadangos, dueño de la empresa, a tres meses por delito ecológico. Esta sentencia se sigue de la conseguida el 23 de Junio de 2009, por las propietarias de los terrenos, las empresas Lontana Sureste, S.L.  y Euroseseña 2002, S.L. que consiguen que se emita sentencia firme por parte de la Audiencia Provincial de Toledo para resolver el contrato de arrendamiento que existía, obligando a la empresa Disfilt, S.A. a "dejar las mencionadas fincas libres, vacuas, expeditas y a disposición de la parte actora, bajo apercibimiento de lanzamiento".

El problema sin embargo estaba creado y los neumáticos seguían acumulados en un vertedero totalmente ilegal, que para aquel entonces además había dado ya el salto a la Comunidad de Madrid, afectando a algunas parcelas que se encontraban en el municipio de Valdemoro, y dando lugar a lo que más adelante se calificó con el triste título de “El mayor vertedero de neumáticos de Europa”, con cerca de 90.000 toneladas de neumáticos y una extensión aproximada de 10 Hectáreas.

Genial foto de Mikel72, aparecida también en La Sexta, from Panoramio.

Con una condena por delito ecológico, y sanciones acumuladas por más de 690.000 €, los responsables "desaparecen" y dejan el terreno con una ingente masa de neumáticos usados en manos de las administraciones públicas, empezando un nuevo calvario de cruce de acusaciones, discusión sobre competencias e irregularidades en la gestión que llevarán hasta el incendio actual. 

Así, en el año 2011 el Ayuntamiento de Seseña consigue que se reconozcan judicialmente las parcelas, propiedad de las dos empresas mencionadas, como “bienes abandonados”. La Sentencia, emitida por el Juzgado de Primera Instancia e instrucción nº4 de Illescas el 24 de abril de 2011, permite que el Ayuntamiento de Seseña pueda así disponer de estos residuos para proceder a su gestión. 

En Septiembre de 2012 es el propio ayuntamiento el que designa a la empresa senegalesa Gie Reboot Corporation, bajo la fórmula de convenio sin publicidad ni libre concurrencia, como la responsable de la limpieza del vertedero. 

Esta empresa, sin embargo, no era más que una entidad fantasma creada por Segá Diagne, un ciudadano senegales que dos años más tarde acabaría dando con sus huesos en una cárcel de Senegal por delitos económicos diversos.

Evidentemente nadie hizo nada con esos neumáticos, ni la empresa abonó siquiera el aval que se solicitaba para iniciar la actividad, por lo que el ayuntamiento terminó rescindiendo el convenio en septiembre de 2013, sustituyéndolo por otro, de similares características, suscrito con una empresa denominada Desechos y Gestión de Ruedas Iberia, S.L., una microempresa constituida en 2007 y afincada en Mislata (Valencia) que esta vez si que cuenta con autorización por parte de la Comunidad Autónoma (NIMA: 4570005013) y con todos los permisos necesarios, aún vigentes a fecha de redacción de este artículo. 

Para el año 2014, la Fiscalía de Sala Coordinadora tramitó diligencias informativas respecto al traslado ilícito que se estaba llevando a cabo desde el vertedero de Seseña, a través de un entramado de empresas, a terceros países de África y América del Sur. Alguno de ellos, como es el caso de Uruguay, llegó incluso a solicitar la devolución de los residuos y a demandar a la empresa por considerarlos peligrosos. De hecho, la propia fiscalía indica, en su Memoria Anual de 2015, que en este caso se acredita un delito continuado de estafa y otro delito contra el medio ambiente (pag. 408), ambos muy graves, pese a lo cual no parece que se ejerciesen las oportunas actuaciones para condenar a los responsables por parte de ninguno de los organismos competentes. 

La retirada de residuos de neumáticos desde el vertedero por parte de la empresa se ralentiza hasta tal punto que, a punto de finalizar el plazo del Convenio con la empresa en 2016 apenas si se han retirado siquiera un 10% de los neumáticos acumulados, lo que hace que el Ayuntamiento de Seseña se decida a firmar el final del mismo en febrero de 2016. 

Tras esto se inician de nuevo las negociaciones, los cruces de acusaciones y los encuentros entre administraciones públicas de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y el propio Ayuntamiento, sin mayores frutos que las promesas de una solución cercana. 

Cuando parece que la solución va a llegar de la mano de la empresa pública EMGRISA en mayo, el fuego pone el punto y aparte en este devenir y el 13 de mayo de 2016, en condiciones muy sospechosas (tras unos días bastante lluviosos), y supuestamente en el momento álgido de las negociaciones para resolver definitivamente el problema, se produce el temido incendio, que evidentemente apunta en todos sus indicios a ser intencionado.

Fotografía del álbum de Emiliano Garía Page en Flickr.


¿EL VENENO MATA? 

Hace ya mucho tiempo, cuando una de nuestras refinerías patrias se encontraba ardiendo, un asesor de prensa de cuyo nombre no consigo acordarme me preguntó en "petit comité": "Oye, ¿ese humo que está saliendo es tóxico?". Mi perplejidad fue máxima al percatarme de las tretas que en muchas ocasiones se buscan algunos para escurrir el bulto e intentar no asumir la realidad de los hechos, cueste lo que cueste, y con independencia de los riesgos que se asuman (generalmente porque en la mayoría de las ocasiones los riesgos los asume la población cercana, ignorando que está asumiendo).

Evidentemente, cualquier combustión incontrolada, y en buena parte incompleta, de un combustible de cualquier tipo, y mucho más si es un residuo de composición compleja y en cantidades ingentes, genera la emisión a la atmósfera de partículas, inquemados y multitud de compuestos tóxicos (HAPs, dioxinas, etc), y eso no hay quien lo pueda rebatir o negar. 

Ahora bien, ¿a quién le gustaría estar en la línea de afección de un penacho con estos compuestos?, ¿hasta cuándo se debe esperar para evacuar a la población?... o como reza este apartado: ¿el veneno mata?.

"Allein die Dosis macht,            
           daß ein Ding kein Gift ist"
Sólo la dosis hace el veneno - Frase de Paracelso.

Resulta indudable que durante el incendio existió una contaminación importante del aire en la zona, que afectó a la población. La duda en este caso está más en el número de núcleos de población afectados y en el grado de contaminación que dichos habitantes tuvieron que soportar, pues la efectividad de todo veneno está en la dosis que se ingiera, como bien decía Paracelso.

Estudiemos pues qué pasó durante el incendio, recordando siempre que este se produjo entre el 13 de mayo y el 2 de junio y que la gran mayoría de las estaciones móviles se pusieron en marcha el 18 de mayo.

Si pensamos primero en la población del Quiñón, la más cercana, y vemos los datos públicos que se encuentran publicados de las mediciones en continuo de las estaciones móviles más próximas, la estación idónea para estudiar el caso es la cedida por Extremadura. Esta estación, ubicada a un kilómetro escaso del foco principal del incendio, era la única que contaba con parámetros como BTX, CO o PM2,5, siendo estos los más relevantes y coherentes disponibles sobre los contaminantes directamente achacables al incendio.

Al comprobar la evolución de estos contaminantes durante las semanas del incendio en esta estación, y compararlos con las velocidades y direcciones del viento en la zona esos mismos días, es evidente que existía un claro influjo de los contaminantes emitidos por el incendio sobre la calidad del aire en la zona, notándose evidentes incrementos en su concentración cuando los vientos provenían del cuadrante suroeste, tal y como se puede observar en las siguientes gráficas.



Distribución polar de contaminantes en la estación móvil del Quiñón durante el incendio.
Elaboración propia a partir de Software R y Openair. - Imagen de GoogleEarth.

En las gráficas se observa como las mayores concentraciones de contaminantes, zonas en color rojo, coinciden con la dirección en la que se estaba produciendo el incendio, pudiendo por tanto asumir que el incendio es el causante de la contaminación registrada esos días. Las concentraciones, de hecho, dentro de la misma dirección varían en función de la velocidad del viento y de la capacidad del mismo de dispersar los contaminantes en función de su tipología (volatilidad y capacidad de traslado en la atmósfera).

Si a alguien se le puede pasar por la cabeza que este efecto pudo ser algo localizado, lamento comunicarle que esa hubiese sido una situación ideal. Si cogemos alguno de los datos acumulados por las estaciones de la Comunidad de Madrid más cercanas, disponibles en su página web, podremos ver que estaciones como la de Valdemoro, a 5,5 km en dirección norte, también se vieron afectadas por este incendio.

Tal y como se puede ver en el siguiente gráfico, la estación de Valdemoro también acusó durante el incendio los efectos del negro penacho que surgía del vertedero de Seseña. Los niveles de concentración de benceno y xileno procedentes de esa zona, al graficar las concentraciones en una gráfica polar, así lo atestiguan, aunque a concentraciones medias evidentemente muy inferiores a las detectadas en el Quiñón, fundamentalmente también porque las direcciones predominantes del viento tampoco trasladaban todo el penacho directamente en esta dirección.

Distribución polar de contaminantes en la estación fija de Valdemoro durante el incendio.
Elaboración propia a partir de Software R y Openair. - Imagen de GoogleEarth.

Por último, si alguien desconfía de los datos, y piensa que podrían estar desvirtuados por otras fuentes de emisión cercanas, en la misma dirección del incendio, que ya sería casualidad, podemos hacer la famosa prueba del "antes y el después". Si, si, la misma que podemos ver para muchas máquinas de adelgazamiento en la teletienda.

De esta forma, si cogemos los datos de benceno y xileno de Valdemoro, la única estación que continua midiendo estos contaminantes tras el final del incendio, ya que las estaciones móviles desaparecen al poco tiempo de dar por extiguido el incendio, podremos ver claramente el efecto, frente al cual poco más hay que añadir.

Antes y Después para el Benceno, tomando como hito la extinción oficial del incendio.
Elaboración propia a partir de Software R y Openair.

Antes y Después para el Xileno, tomando como hito la extinción oficial del incendio.
Elaboración propia a partir de Software R y Openair.

Ahora bien, está claro que el incendio afectó a la calidad del aire, pero hasta qué punto. Es la hora de preguntarnos si las concentraciones registradas durante esos días fueron tóxicas para la población afectada, especialmente del Quiñon, tenemos que pensar en las referencias y límites que puedan existir, marcados tanto por la normativa vigente como por organismos de acreditada solvencia en el establecimiento de valores de referencia.

Podemos optar en este caso por las referencias legales, muy escasas para contaminantes tan poco habituales. Este es el caso del Benceno, cuyo valor límite anual está establecido en 5 µg/m3. Se trata de una media anual, no comparable con la situación puntual dada por el incendio, pero que bien puede servir para establecer cuánto tiempo ha estado prolongándose una situación por encima de lo aceptable.

En este caso la gráfica anterior ya nos deja ver que, en aquellas situaciones en las que el viento provenía de la zona del incendio (algo que se dio cerca de la mitad del tiempo que duró el incendio), era cuando los niveles de benceno más probabilidad tenían de superar la citada concentración. Esta situación hizo que en determinados días para los que se tienen datos, como por ejemplo el 18 de mayo, los valores medios diarios superasen incluso los 11 µg/m3, con medias horarias que alcanzaban incluso los 102,9 µg/m3.

¿Cuánto tiempo se dio esta situación? Pues bien, los valores horarios por encima de 5 µg/m3 se prolongaron durante prácticamente el 12% de las horas de exposición, concentrándose el 98% de las superaciones en el cuadrante sur-oeste, en dirección al incendio. El periodo con peores niveles de contaminación se dio el día 18 de mayo de 2016, entre las 18:00 y las 20:00, periodo en el que se concentraron los máximos de contaminación registrados.

Para buscar un valor más apropiado que nos sirva de referencia, tenemos que acudir al ATSDR americano, que marca un MRL (Minimal Risk Level) como valor de exposición diaria al benceno sin que produzcan efectos adversos a lo largo de un periodo específico, de 29 µg/m3, valor que utilizan muchos organismos como referencia para exposiciones agudas en aire ambiente. En este caso, y para los días en los que se cuenta con registro de datos de benceno, ningún valor medio diario superó tampoco dicha medida.

Los datos de medición en continuo ponen pues de manifiesto que la contaminación en la zona por el incendio era evidente, aunque afortunadamente nunca se superaron los valores máximos establecidos para los contaminantes medidos.

Junto a las mediciones en continuo, el incendio del vertedero de Seseña sirvió para que multitud de organismos se apuntasen al estudio de tan especiales condiciones ambientales, registrando datos de muestras puntuales para contaminantes tan variopintos como los COPs (compuestos orgánicos persistentes), los COVs (Compuestos Orgánicos Volátiles), los HAPs (Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos), diversos metales pesados, etc. 

Así, institutos de renombre como el CSIC, el Instituto de Salud Carlos III o el propio CIEMAT colaboraron en la captura y estudio de datos sobre los contaminantes que se pudieron emitir durante el incendio. Se puede acceder a estos datos tanto en la web de Castilla-La Mancha, como en la de la Comunidad de Madrid en un ejercicio de transparencia más que respetable.

¿Qué dicen básicamente estos informes y estudios emitidos?

Pues bien, lo podemos resumir en los siguientes puntos básicos...



Según el CIEMAT, de las tres muestras recogidas de partículas en el colegio de El Quiñón, entre el 18 y el 24 de mayo, los niveles de compuestos orgánicos persistentes (COPs) fueron normales, asimilables a las concentraciones encontradas habitualmente.

El mismo organismo realizó entre el 20 de mayo y el 1 de junio medidas para caracterizar la fracción fina y de black carbon de las partículas registradas en El Quiñón. Los resultados aquí no fueron buenos, ya que demuestran que se dan valores altos de black carbon para el número de partículas en la componente oeste del viento, equivalentes a los que podríamos encontrar en entornos industriales con alta afección a la calidad del aire, habiéndose afectado incluso al interior de las instalaciones del colegio, que presentan una evolución paralela en las concentraciones, aun cuando se había eliminado la ventilación.

El Informe del CSIC-CIEMAT sobre la fracción sedimentable del polvo respirable y su composición en metales y HAPs, es también negativo. Casi el 24% del polvo recogido se compone de Óxido de Zinc (ZnO) y Sulfato, lo que supone un claro impacto por deposición de cenizas procedentes del incendio de los neumáticos. Estas cenizas arrastran además cantidades muy superiores a las habituales de diversos HAPs, entre los que destacan fundamentalmente el Fenantreno y el Criseno. El informe se desvela como temporal, a falta de la emisión de uno complementario (aún no presente en la web), faltando la determinación de la presencia de dioxinas.

En esta línea de determinación de HAPs y dioxinas poco bueno se puede esperar. Las determinaciones realizadas en la fracción de PM<10 de las partículas del aire por parte de la Junta y de la mano del Instituto de Salud Carlos III, en la zona de El Quiñón, dejan en evidencia concentraciones medias diarias que llegan a máximos de 85,6 ng/m3. En este sentido hay que tener en cuenta que el valor límite legal se encuentra en 1 ng/m3 en periodo anual, y aunque es cierto que son periodos no comparables, y que las concentraciones al final del incendio se "normalizan", los niveles registrados son muy elevados, y su deposición en la zona un pésimo indicador. Destacar en este sentido que, la gran mayoría de los HAPs encontrados se encuentran además en la fracción más fina de las partículas PM2,5.

Evolución de las concentraciones medias diarias de Benzo (a) pirenos. - Elaboración propia.

Las concentraciones registradas para otros metales pesados fueron las habituales, no encontrándose superación de los niveles de Níquel, Arsénico o Cadmio, ni siquiera niveles que se acercasen al máximo anual regulado. Salvo el Zinc y el Cobalto, el resto de metales parecían corresponderse con lo habitual.



Resulta evidente pues que hubo contaminación del ambiente, y que esta superó con creces los niveles habituales en la zona, e incluso, si tenemos en cuenta determinados contaminantes, las concentraciones habituales en zonas altamente contaminadas. Sin embargo, la ausencia de valores límite legislados para muchos de estos contaminantes, especialmente en situaciones de bajos periodos de exposición, no permite establecer una superación concreta de los niveles, quedando tan sólo la posibilidad a establecer conjeturas.

Resulta evidente también, que buena parte de esta contaminación queda depositada en la zona de afección más cercana, por lo que el problema persistirá si no se ponen las medidas adecuadas para solventarlo, garantizando una adecuada descontaminación de la misma y un estricto control de sus consecuencias a posteriori.

A los aspectos vistos habría que añadir la contaminación ambiental generada en otros ámbitos, sin información disponible por el momento, como los suelos y las aguas subterráneas, previsiblemente los grandes damnificados del entorno dadas las grandes cantidades de agua utilizadas para la extinción.

Mi intención, para un segundo artículo sobre el tema (de ahí lo de Parte I), es hacer un seguimiento del "después" del incendio, de las actuaciones llevadas a cabo, de los informes que vayan surgiendo y aclarando este incidente, para proceder a hacer un análisis crítico de la situación... ahí os esperaré a todos.




Gráficas realizadas gracias a R y el Paquete Openair para el análisis y minería de datos de Calidad del Aire:
Carslaw, D. C. and K. Ropkins, (2012) openair --- an R package for air quality data analysis. Environmental Modelling & Software. Volume 27-28, 52-61.

Carslaw D and Ropkins K (2016). openair: Open-source tools for the analysis of air pollution data. R package version 1.8-6, http://CRAN.R-project.org/package=openair.




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