UN AÑO DE FUEGO EN NUESTROS RESIDUOS
Comenzamos año nuevo con fuerza, y para este 2025 yo lo que desearía es que nuestro comportamiento ambiental comenzase a mejorar de verdad. Y entre otros muchos ámbitos, una de las cosas que más celebraría es que dejásemos de prenderle fuego a nuestros residuos y comenzásemos a ser conscientes de lo que hay al final de la línea de esa economía del “usar y tirar”. Un sistema con la venda en los ojos es incapaz de entender qué ocurre tras las bambalinas de esa ficción que vivimos día a día. No podremos seguir por este camino durante mucho más tiempo.
Mientras tanto, me temo que lo único que me queda es la denuncia, como vengo haciendo año tras año. Aún a costa de lo que esto pueda suponer. Porque alguien tendrá que reventar la función y gritar bien alto “FUEGO” para que el público se levante de sus cómodas butacas y entienda la gravedad de la situación.
Porque por el momento el año 2024 no nos permite celebrar absolutamente nada en cuanto a incendios en plantas de tratamiento se refiere. Un año más, y en esta ocasión además con contundencia, batimos todos los récords. Si el año 2023 fue escandaloso, superando con mucho la barrera de los 100 incendios (en concreto 110 incendios), este año viejo 2024 ha demostrado que todo es susceptible de empeorar, y mucho, y en la última contabilidad sumábamos ya 143 incendios en plantas de tratamiento autorizadas.
El año 2024 bate todos los records conseguidos hasta el momento acumulando 143 incendios, un 30% más que el año anterior, que también fue de récord.
Añado una pequeña reseña aquí para aclarar. Esta contabilidad es la que semana tras semana llevo a cabo recopilando noticias de prensa sobre incendios en plantas de tratamiento, muchas de ellas remitidas desde mis magníficas redes sociales, donde comparto nicho con gente maravillosa que me avisa en cuanto localiza uno. Por ellos y ellas sigo haciendo esta contabilidad tan descorazonadora.
Yo solo contabilizo incendios en centros o plantas de tratamiento de residuos autorizadas (legales), no en escombreras y vertedero ilegales, vehículos de transporte, contenedores de la calle, etc. Tampoco cuento aquellos incendios que apaga la propia empresa y no requieren de la intervención de equipos de emergencia externos. Estos los considero como conatos accidentales sin “mayor importancia”. Y, ¿por qué lo hago así?, pues porque me permite tomar la temperatura al sector de los residuos, que es uno de los sectores con los que más trabajo, y ver cómo evoluciona su enfermedad. Sin embargo, esto no deja de ser mas que la punta de iceberg, el dato menor, detrás de estos 143 incendios hay mucho más fuego y un problema mucho más grave.
Detrás de los 143 incendios de 2024 hay mucho más fuego, mucha más basura que arde sin control fuera de las plantas de tratamiento.
Dicho todo esto, y si aún seguís leyendo este artículo del Blog, paso a exponeros qué hemos tenido este año 2024 y cómo está evolucionando la cosa, aunque buena parte ya la haya ido denunciando en mis redes y en medios de comunicación, como habréis podido leer. Aquí os detallo en todo caso los números que van saliendo…. Así nos ha quedado de “bonito” el año 2024.
Como ya hemos dicho, el 2024 es un año de récord, uno más tras el ya marcado en 2023 para confirmar que el “efecto pandemia” ya quedaba atrás y que, junto con la recuperación económica, recuperábamos otra vez también la tendencia al alza en los incendios. Así se ve la tendencia.
Y es que desde el principio el 2024 ya se desveló como un campeón absoluto, apuntando maneras desde el mes de enero, si bien no fue hasta marzo cuando ya dio señales de que iba a ser un alumno aventajado, cuando pulverizó todos los récords y dio el doble de incendios de los que nunca se habían registrado para ese mes. 11 incendios en uno de los meses menos proclives a presentar este tipo de eventos.
Al final el 2024 consiguió batir el récord histórico en 7 de los 12 meses del año, razón por la cual se ha encumbrado como el rey del fuego, dejándonos una gráfica tan llamativa como la que os adjunto.
Especialmente llamativos son los 3 records consecutivos de los meses del verano (junio, julio y agosto) y en especial el mes de julio, cuando registramos un total de 26 incendios, por encima de los 25 incendios que registramos el mes de julio de 2020 (cuando registramos un pico de incendios brutal justo después de salir del confinamiento por la CoViD). En nada llegaremos a la media del incendio diario este mes, vista la progresión, aunque espero equivocarme. Y ojo con hablar de la correlación con las temperaturas, como ya dio a entender en su día alguna asociación de gestores, que eso ya quedó demostrado que no era así en anteriores artículos sobre este tema.
Si vemos la gráfica de incendios acumulados mes a mes para cada uno de los años, nos podemos percatar cómo 2024 comienza desde el principio a presentar pendientes potentes y con ganas que terminan dando la nota, y cómo este año supone también el segundo gran salto cuantitativo en cuanto a número de incendios, tras el experimentado entre el 2018 y el 2019. La progresión en los incendios, si quitamos la bajada de incendios experimentada los años 2021 y 2022 debido a la contracción económica por la CoViD es claramente ascendente.
Como dato curioso, para entender un poco la evolución del número de incendios, tan sólo reseñaré los siguientes hechos que creo que son relevantes y que podrían arrojar algo de luz. Como hipótesis de trabajo:
- En 2016, que fue cuando empecé a llevar un registro formal de incendios porque ya notaba un incremento de esta casuística entre los gestores, fue cuando China puso en marcha la política “Espada Nacional”, tras el aviso de la anterior “Green Fence”. En definitiva, cuando empezó a poner coto a alguno de los residuos que se comía de los “países desarrollados”. Aquí ya tuvimos nuestro primer saltito relevante respecto al 2015.
- En 2018 China ya prohibió la entrada de 24 categorías de residuos al país, entre ellos el plástico, sustanciándose el control de este tráfico internacional mediante un acuerdo internacional de prohibición en 2019. Los residuos se nos acumulan y empezamos a tener problemas para encontrar quién se los coma. Los incendios se disparan un +60%, con +31 nuevos incendios en 2019.
- El año 2023 se destaca por consolidar la recuperación económica tras la CoViD. Los niveles de generación de residuos se recuperan a la par que la economía, pero se nos vuelven a acumular por las nuevas restricciones en países de escape como Turquía, que empiezan a saturarse con nuestros envíos y a denegar la entrada. El número de incendios no solo se recupera, sino que vuelve a marcar un nuevo récord, tal y como vimos.
- El año 2024 se ha destacado por la publicación del Reglamento (UE) 2024/1157 del Parlamento Europeo, relativo a los traslados de residuos, con objetivos como “garantizar (…) que la Unión no exporte sus dificultades en materia de residuos a terceros países y que se afronten mejor los traslados ilícitos de residuos”, estableciendo la obligación de contar con notificaciones y autorizaciones previas al traslado de residuos a terceros países.
Los cortes de flujos afectando a la exportación de residuos a terceros países y la propia economía parecen ser fundamentales a la hora de influir en el número de incendios en plantas de tratamiento.
Quedando claro que el 2024 consolida, y de una forma contundente, una tendencia claramente ascendente, podemos pasar a analizar los datos que nos dan este registro de incendios.
Comencemos por la ubicación. ¿Dónde se producen la mayor parte de incendios?. Pues aquí lo que podemos decir es que el año 2024 no ha sido el mejor año para Valencia, ya que los incendios también se han cebado especialmente con esta Comunidad Autónoma, con un total de 27 incendios, muy alejada de la segunda en el ranking, que es Catalunya, con 17 incendios. No obstante, la cabeza del ranking sigue estando disputada como siempre entre los tres grandes Valencia, Catalunya y Andalucía, con una Castilla y León que está también codeándose con los grandes todos los años.
Si bajamos el análisis de la ubicación a las provincias, y establecemos un ranking de las que más incendios presentan, podremos observar el curioso fenómeno de “desembocadura” en el Mediterráneo. Todo un clásico también año tras año, con el corredor Mediterráneo como protagonista y la bajada de residuos por el eje del Ebro, haciendo de “tejado” de todo el residuo que entra desde el Norte.
En cuanto a localidades son varios los municipios que repiten incendios a lo largo del año, si bien llama la atención la propensión de localidades como Zaragoza, que durante 2024 tiene una especial tendencia a quemar chatarra de madrugada, y sobre todo la localidad de Onda, en la Provincia de Castellón, donde uno de sus gestores este verano llegó a arder hasta en tres ocasiones. Una localidad y un gestor que ya están suscritos a la lista de años anteriores, siendo clientes preferentes.
Terminado el análisis geográfico, que creo que ya arroja datos interesantes, podemos seguir analizando el aspecto temporal. ¿Cuándo se producen los incendios? ¿Qué patrón temporal presentan?
Aquí resulta curioso observar cómo se distribuyen en primer lugar las horas de generación de los incendios. Pudiéndose ver un mayor número de incendios a última hora de la tarde, lo cual podría tener lógica si consideramos que los incendios accidentales se producirán en la mayor parte de los casos tras haber estado trabajando en las instalaciones y abandonarlas, quedando sin vigilancia y pudiendo prosperar cualquier conato de incendio que, durante la jornada laboral, podría quedar controlado más fácilmente. Justificable también quizás el pico de las 09:00 que es cuando se reciben los residuos en muchas instalaciones municipales, pudiendo desarrollarse incendios por mezclas indebidas de residuos (e.g. baterías arrojadas a la basura que estallan al manipularse en el proceso).
De más difícil justificación es la cantidad ingente de incendios en plantas de tratamiento que se acumulan de noche o de madrugada, y mucho más curioso aún es el pico registrado a medianoche, o los altísimos niveles que se mantienen a horas de la tarde como las 15:00 o las 17:00 horas.
Si observamos la distribución en días de la semana podemos ver también que el 27% de los incendios se producen en fin de semana o festivo nacional. Si consideramos que estos días, en los que las actividades deberían estar paradas, son aproximadamente el 28% del calendario, se puede observar que no hay una gran diferencia entre festivo y no festivo para que un incendio se produzca en una instalación. Las plantas arden exactamente igual. Y lo que es más interesante, son más proclives a arder en domingo que en sábado, manteniendo para este día de la semana niveles similares a los días más intensos entre semana, por encima de días como el miércoles o el viernes.
Más allá de estos detalles, claramente sospechosos, hay otros aspectos que podrían tener cierta lógica. Entre ellos, el hecho de que el lunes sea el día que se presentan un mayor número de incendios registrados, algo que podría tener su lógica si se piensa que es el día en el que se comienzan los trabajos y el arranque de las instalaciones en frío podría generar la mayor parte de incidentes.
Si consideramos la distribución de horas en los días entre semana, podremos observar el peso de las tardes como fuentes principales de incendio, excepto en los domingos, donde su contribución no supera el 33% de los incendios y son los incendios de madrugada y durante la mañana los que ganan más peso.
Considerar, a este respecto de las horas, que los datos pueden estar claramente sesgados ya que en muchas ocasiones las noticias recopiladas no son lo suficientemente precisas y no aportan la hora de inicio del incendio, por lo que no es posible registrarla. Aun así los indicios obtenidos parecen claros y evidentes.
Otro ejercicio que podríamos hacer es ver qué es lo que se está quemando en estos incendios. ¿Qué residuos aparecen con mayor frecuencia en los incendios de plantas de tratamiento?. Evidentemente, si las horas ya presentaban ciertos problemas, imaginen el agujero de datos que nos podemos encontrar con la tipología de residuos que arden, donde se aúnan la necesidad de profundizar en la noticia y hacer investigación y la falta de control sobre la tipología de residuos que nos podemos encontrar. No obstante, el ejercicio creo que resulta curioso y merece la pena hacerlo.
Y es que, en el 30,7% de los eventos registrados durante el año 2024 no es posible saber qué tipo de residuos han ardido, pero en los casos restantes los residuos que más aparecen ardiendo son las basuras en general y el rechazo de tratamiento de residuos, casualmente el residuo con menor valor y que más coste económico supone si se quiere gestionar adecuadamente.
A la par de las basuras, el residuo que parece más inflamable este año es la chatarra, que aparece en un total de 17 casos de incendios de los registrados en el 2024, un residuo que a priori no parece que vaya a ser especialmente problemático, pero que todos los años presenta un número de eventos nada despreciable.
El plástico ocupa el tercer puesto en este tipo de eventos, con un total de 14 incendios en los que aparece ardiendo, alguno de ellos muy sonado en el que se llegaron a prender fuego acopios exteriores de más de 1.000 m2 de superficie de plásticos para reciclar. Detrás de estos otros clásicos como el papel y el cartón o la madera, que siguen estando en el Top5 de los residuos que más habitualmente salen ardiendo en las plantas de tratamiento. Afortunadamente, residuos más peliagudos, como los peligrosos, parecen tener menos riesgo de incendio y no aparecen más que en dos ocasiones este año, lo cual es de agradecer.
Termino este análisis haciendo una comparativa de la evolución de los incendios por Comunidades Autónomas entre 2023 y 2024, una vez recuperados de la pandemia. Aquí podremos ver que si bien las comunidades autónomas hegemónicas son las que veíamos antes (Andalucía, Catalunya, Valencia y Castilla y León), las fluctuaciones en alguna de ellas son considerables. Y mientras que Andalucía presenta una disminución importante en el número de incendios este 2024, el número de casos de Valencia se dispara sustancialmente, con más del doble de los registrados en 2023. También es destacable el incremento que se experimenta en las Comunidades de Murcia y Canarias con un disparo en el número de casos más que preocupante.
Todo ello viene a reforzar la idea de que el corredor del Mediterráneo es el que más está sufriendo este 2024 los incendios en plantas de tratamiento, suponiendo un cambio de tendencia importante tras la aprobación del citado reglamento europeo, un síntomas evidente de la enfermedad sobre el que convendría profundizar.
Esperemos que los datos sirvan para levantar conciencias y despertar a los responsables de uno y otro lado de esta debacle. Que sirvan para emprender acciones y cambiar tendencias. Ese sería el mejor pago a todo este trabajo. Gracias a todos los que habéis llegado hasta aquí.
FELIZ AÑO NUEVO.
MIS MEJORES DESEOS PARA TODOS.
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